
Un comité de risa
29/09/2010 0 Por Néstor SáezUna vez más, una reunión del Comité de Competición ha acabado por parecer digna de los hermanos Marx. Los sabios que componen tan ilustre organización han dilucidado una elucubración majestuosa: un insulto desde el banquillo (el cual no se especifica, por cierto) es más grave que un puñetazo aleatorio a un futbolista rival. O peor aún, igual de grave que una entrada violenta cuyo resultado es la lesión de la víctima.
Existe una determinada corriente que jura y perjura que la Liga de Fútbol Profesional desaprovecha sus recursos. Es decir, hablando en plata, La Liga no actúa como se merece una competición que cuenta con los mejores futbolistas del planeta y devalúa su nivel. Y en parte, tienen razón. No hay más que ver la explotación que realiza la Premier League, equiparable a la de la todopoderosa NBA americana. Incluso venden los programas resumen con las mejores imágenes y entrevistas al extranjero.
Aquí, no obstante, nos encontramos con una distribución prehistórica y una publicidad e imagen digna de Pajares y Esteso. El lector no tiene más que entrar en la página web de la LFP para comprobar que no es una exageración sensacionalista. El problema estalla cuando la organización de pacotilla salta al terreno de juego y afecta al apartado deportivo. Y lo hace en forma de un Comité de Competición absurdo y carente de sentido.
Las sanciones de esta semana son un mero ejemplo del grado de enajenación alcanzado. David Villa ha sido sancionado con un partido tras ser expulsado por agredir a Gurpegui. El vídeo no muestra ningún género de dudas. El jugador asturiano se rebota tras un marcaje agresivo del vasco y le arrea un puñetazo directo a la cara. A pesar de lo que las imágenes dictan, el comité lo ha considerado un lance más del juego y tan solo ha hecho valer la roja como tal.
Lo mismo ha ocurrido con José Antonio Reyes, expulsado un día después por darle un codazo a Contini en el Vicente Calderón. Se lavan las manos. Roja y punto.
Lo que llama la atención y clama al cielo es que un médico haya sido suspendido dos partidos por insultar al colectivo arbitral. Insulto o descalificación que se desconoce. No queremos justificar una falta de respeto, por supuesto, pero no es lo mismo mentar a la madre de alguien que recordarle lo malo que es. Siempre nos quedará esa duda.
Así las cosas, a esta Liga enfermiza y caduca le parece mucho más grave que una persona ajena al juego insulte a sus árbitros a que los propios futbolistas ‘se maten’ entre ellos. Poco le importa que un equipo se quede sin asistencia médica en el banquillo y tenga un serio problema si alguno de sus efectivos cae lesionado. Eso sí, a los árbitros ni toserles.
PD: El doctor sancionado es Juan Carlos Hernández Yáñez, médico del Real Madrid.
Twitter: @NJSaez
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