A Joaquín Caparrós se le acaba el tiempo en Granada
31/12/2014Lo que comenzó como un “ilusionante proyecto de futuro”, según el propio Caparrós, se terminó convirtiendo en el peor inicio de campaña desde que el Granada volvió a Primera división. El técnico, en la cuerda floja a pesar de que transmita la idea de que el club lo apoya, espera que la Navidad deje atrás las 12 jornadas sin ganar y la zona de descenso en la que se encuentra.
Cuando Caparrós llegó al banquillo del Granada tras la marcha de Lucas Alcaraz, que consiguió la permanencia in extremis, no pensaba que se encontraría en semejante situación para navidad: con 13 puntos, en zona de descenso tras 12 jornadas de Liga sin conseguir una victoria.
El comienzo no fue malo. Los también 12 jugadores que llegaron en verano para reforzar la plantilla y dar forma a este importante proyecto que habían encargado dirigir a Joaquín se habían adaptado mejor de lo que, en principio, se espera de un plantel tan remodelado.
Los primeros tres puntos llegaron en casa, ante el Dépor y a la épica, remontando un gol en contra y yendo de menos a más en el partido, al igual que pasó ante el Elche, aunque el resultado se le complicó al final al equipo granadino y tuvo que marcharse del Martínez Valero con solo un punto. Tras dos jornadas más, donde consiguió un punto ante el Villarreal y tres ante el Athletic, era hora de hacer balance.
8 puntos de 12 posibles no eran malos números, sobre todo teniendo en cuenta la ‘talla’ de los dos últimos rivales a los que se había enfrentado. Además, la alegría no llegaba solo por la efectividad de los planteamientos del nuevo técnico, que mantenían, tras 4 jornadas, el carácter de invicto del cuadro nazarí, sino por el buen juego que desarrollaban, considerándose uno de los clubes revelación de ese principio de campaña.
La visita del Levante, ex equipo de Caparrós, y el viaje a Barcelona borraron la sonrisa de la cara de los aficionados granadinos, incapaces de creer que se dejaban doblegar por el planteamiento del equipo levantinista. Ante el Barça y tras la actuación en casa, una división de emociones chocaban entre sí: los optimistas, que pensaban que el partido ante el Levante fue un ‘bache’ y que le podían plantar cara al mismísimo Barcelona en su casa, y los que simplemente esperaban que el resultado no fuese muy abultado.
El punto de inflexión
6-0. De repente, todo lo conseguido se empezó a poner en entredicho: Villarreal y Athletic no habían arrancado bien la temporada, el Deportivo, aunque tuviera gran experiencia en Primera, no dejaba de ser un recién ascendido… El escepticismo se hizo con las mentes de los aficionados primero y, poco a poco, este pensamiento se extendió hacia la directiva.
Las carencias en la delantera nazarí se hicieron cada vez más patentes. Con el derbi andaluz ante el Málaga y el partido ante el Rayo, ya eran 4 las derrotas consecutivas y se empezaba a hacer imposible levantar cabeza. La situación, lejos de mejorar, fue, si cabía, a peor. El mes de noviembre se tornó nefasto cuando, al hacer balance, vieron que solo habían marcado un gol.
Caparrós intentó concienciar a los suyos y utilizar la Copa como una especie de salida de emergencia. Dejando en stand-by la Liga, consiguieron pasar a octavos ante el Córdoba, rival directo en la competición nacional, ganando por fin un partido.
Sin embargo, esto solo era un espejismo en comparación con lo que el equipo prometía al principio de temporada y, sobre todo, con lo que había conseguido en otras campañas, que, en estas fechas, no veían al equipo tan abajo en la tabla desde su vuelta a Primera. En cifras, solo 5 puntos de los últimos 36 que ha tenido en juego y 10 goles en 16 partidos. La grada comienza a cansarse de la situación y ha pasado de vitorear y corear el nombre de Caparrós a pitar y mostrar algún que otro pañuelo. Los más ‘radicales’ ya piden ‘la cabeza’ de Joaquín.
El Granada, de momento, parece apoyarle. «El club me transmite tranquilidad y confianza”, afirmó el técnico tras disputar la última jornada antes del parón. ¿Hasta cuándo durará esa confianza? Nadie lo sabe, pero si no transforma en resultados toda su filosofía de “trabajo y esfuerzo”, pronto tendrá que buscar otro equipo al que dirigir.
Con todo en contra, Caparrós cuenta con otro lastre a sus espaldas: la estadística. Sumando los resultados que han conseguido los diferentes clubes que ha orquestado, solo consiguió la victoria en 2 de los últimos 10 partidos que disputaron tras el parón navideño. ¿Será este año diferente?
Twitter: @alba__23