Cristiano Ronaldo desata la tormenta perfecta (7-1)

05/03/2016 0 Por Néstor Sáez

El Real Madrid goleó al Celta de Vigo con una exhibición en el segundo tiempo. Pepe adelantó a los locales al final de la primera parte, mientras que cuatro goles de Cristiano Ronaldo tras la reanudación sentenciaron el encuentro. Iago Aspas con una preciosa vaselina, Jesé y Bale, que jugó la última media hora, completaron el marcador.

En ocasiones, solo con visionar la alineación del partido se pueden extraer las intenciones del entrenador. Las de Zidane, valorando el centro del campo que colocó, probablemente fuesen repartir minutos entre los más ‘necesitados’. Futbolísticamente, no obstante, son más difusas. Un centrocampista de corte defensivo (o todoterreno) como Casemiro, acompañado de un jugador de banda como Lucas y un mediapunta reconvertido a mediocentro. Todo eso en una línea de tres, con la banda izquierda sin apoyo en la medular.

No es la primera vez que ocurre, no obstante. Tanto con Benítez como con Ancelotti se ha dejado la banda izquierda ‘entregada’ a Marcelo, quien la explotaba sin necesidad de más compañía que la de Cristiano Ronaldo en los metros finales. Con Danilo, lateral diestro, resulta más complicado. Tanto, que fue una zona prohibida, donde el fútbol de ataque madridista quedó vetado. Lo poco que aportó Cristiano durante el primer tiempo, de hecho, llegó por el centro, harto de esperar a recibir un pase que nunca llegaba.

El Celta también apostó por un trío en el centro del campo. El mismo que lleva usando durante todo el campeonato, todo sea dicho. No es una de las plantillas más deslumbrantes de la Liga, pero cuesta pensar que alguien pueda explotar mejor sus recursos que Eduardo Berizzo. Los gallegos tuvieron 20 minutos, los primeros, en los que rozaron el sobresaliente. Posesiones verticales, veloces y con mucha calidad. Hubo incluso algún que otro asombro entre el público.

El Bernabéu, que recibió con aplausos a su equipo en su primer partido en casa tras el derbi, pudo convertirse en una sala de juicios a los 13 minutos. Iago Aspas estrelló en el palo un remate y Keylor Navas salvó milagrosamente el rechace con una intervención felina. Fue lo único que pudo sacar el Celta durante sus minutos de gloria.

Pocos minutos después, fue Rubén Blanco quien se ganó su presencia en los highlights con otra parada de categoría. Un córner rechazado por la zaga visitante cayó a Pepe dentro del área, alejado de la zona caliente. El central la colgó al segundo palo e Isco sentó a su marcador con un sutil control, pero su disparo -desde el área pequeña- fue desviado con una mano espectacular del guardameta.

Sin fútbol desde la columna vertebral merengue, hubo que esperar hasta los minutos finales del primer tiempo para que el gol llegase a balón parado. Primero ensayó Casemiro, que remató a portería una falta botada desde el lateral. Rubén Blanco despejó a córner y ahí Pepe fue infalible. El portugués se adelantó a Ramos, que repitió los gestos de Lisboa, y mandó el cabezazo a la red. Un final blanco para el primer tiempo.

Cristiano, desaparecido en combate como Chuck Norris, homenajeó una de las escenas más célebres del actor norteamericano al resurgir cuando el respetable ya le daba por muerto. Tras errar un pase a Carvajal en la banda, el Bernabéu le castigó con una sonora pitada, quizás también como reproche por sus polémicas palabras de hace una semana. Su respuesta fue contundente. En la siguiente jugada buscó el disparo desde 30 metros, arrancando con violencia a la hora de golpear. Un misil clásico, imparable para un Rubén que no esperaba ese castigo. Ronaldo pidió cuentas al público señalándose la oreja, pero éste estaba demasiado ocupado asimilando lo que acababa de presenciar.

A partir de ahí, la lluvia, intermitente durante toda la tarde en el Santiago Bernabéu, arreció. Comenzaba la tormenta perfecta merengue. Lucas le ‘robó’ un remate a portería vacía al portugués y éste respondió con otro lanzamiento teledirigido. De falta, para más inri. Teniendo en cuenta su estadística, está por ver hasta qué punto fue mérito del lanzador o del diabólico viento que azotaba Concha Espina. Lo único cierto es que fue un golazo. Es más, dos minutos más tarde estuvo a punto de repetir exactamente el tanto desde el mismo lugar, pero el ensayo y error le valió a Rubén.

Iago Aspas acortó distancias en el minuto 62 escapándose entre los dos centrales blancos (calamitoso encuentro de Sergio Ramos) y definiendo ante Keylor Navas con una vaselina de ilusionista. Fue un regalo efímero para la hinchada celeste, ya que Cristiano tardó dos minutos en hacer el 4-1 rematando a placer un gran servicio de Isco. El malagueño se tocó la pierna izquierda y Zidane entendió que había llegado el momento de dar entrada al ‘renacido’ Bale.

El galés tuvo una reaparición soñada y hasta difícil de imaginar con sus antecedentes en el Bernabéu. Fue aclamado desde el momento en el que saltó a calentar y se reencontró con el gol con un disparo ajustado al palo, tanto que hasta rebotó en él antes de entrar en la portería. Antes, Cristiano y Jesé habían abierto más brecha con un doloroso 6-1. El luso, con un remate poderoso en un saque de esquina. El canario, con magia. Una jugada que ya intentó el pasado miércoles en los segundos finales del choque frente al Levante, pero que Mariño no concedió. Aquí buscó aún mejor el espacio y batió a Rubén engañándole, por el palo contrario, tras regatear a todos los zagueros.

Al final, lo que comenzó como un espeso experimento acabó como una de las goleadas más reseñables de la temporada. No por el marcador, sino por el rival, un Celta de bastante entidad que se marchó completamente noqueado. De momentos de gracia como el que vivió el Real Madrid en la segunda parte depende la gran esperanza merengue, la Undécima.